¡Paz y Bien amig@s!
El día 17 de octubre, siguiendo el llamamiento del Patriarca latino de Jerusalén, y de nuestro Papa Francisco, que nos pedía orar intensamente por la PAZ en Tierra Santa y en el mundo, nos reunimos en nuestra Capilla, uniéndonos a todos los cristianos en esta Jornada de ayuno y oración.
Dejamos resonar en nuestro corazón el grito de dolor y de oración que nos hacían llegar nuestros hermanos de oriente medio:
"El dolor y la consternación por lo que está sucediendo son grandes. Una vez más nos encontramos en medio de una crisis política y militar. De repente fuimos catapultados e una mar de violencia que sigue creará más destrucción. Todo parece hablar de la muerte.
Pero en este momento de dolor y consternación, no queremos quedarnos impotentes. Y no podemos permitir que la muerte y sus aguijones (1 Cor 15,11) sean la única palabra que se escuche.
Por eso sentimos la necesidad de orar, de volver nuestro corazón a Dios Padre. Sólo así podremos sacar la fuerza y la serenidad para vivir este tiempo, dirigiéndonos a Él, en la oración de intercesión, de súplica, y también de clamor". (+ Pierbattista Card. Pizzaballa. Patriarca latino de Jerusalén)
Con estas palabras en el corazón, y ante la presencia de Jesús Sacramentado, suplicando a María, con el rezo de los Misterios Dolorosos del Rosario, hemos querido que la nuestra sea "una oración audaz, capaz de espera lo inaudito, porque nos sentimos muy pobres ante esta situación. El único media fuerte que tenemos es la oración.
El Evangelio nos exhorta: "pidan y se os dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá"
En cada Misterio hemos ofrecido un sencillo símbolo y una petición expresa para nuestros hermanos que sufren, pidiendo intensamente que se abran vías de diálogo, reconciliación y perdón, y que cada uno de nosotros seamos instrumentos de paz.
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