El
Corazón de Cristo nos lleva a vivir en el mundo, siendo testimonio del amor que
no pasa nunca de moda. Ser testigos de Cristo en el mundo es vivir con todas
las consecuencias nuestro compromiso de ser sal y luz para los demás. Por eso,
hacemos nuestra súplica a Jesús:
“Haz
nuestro corazón semejante al tuyo”.
Corazón
de Jesús, ultrajado sin cesar en el Santísimo Sacramento por los hombres
ingratos…
Corazón
de Jesús, trono de Misericordia…
Corazón de Jesús, dulce asilo de los que te adoran…
ORACIÓN FINAL
Corazón
de Jesús, queremos ser tus testigos para llevarte siempre hasta los confines de
la tierra, para que todos te conozcan, y conociéndote, te amen, y amándote, te
glorifiquen. Amén.
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