sábado, 11 de marzo de 2017

Segundo encuentro de Cuaresma

¡Paz y Bien hermanos!
En nuestro camino hacia la Pascua, nos introducimos con toda la Iglesia, en este tiempo de gracia y de misericordia que es la Cuaresma, escuchando el Evangelio de este II Domingo, que nos muestra entre líneas la ternura, la misericordia y la compasión de nuestro Dios, que conoce bien la fragilidad humana. En este Domingo escuchamos el relato de la Transfiguración del Señor. Abramos un día más nuestro corazón a la luz del Espíritu Santo y dejémonos penetrar e iluminar.


Hoy el Señor, nos quiere anunciar que no todo en nuestro camino va a ser sufrimiento y sacrificio. Hoy nos deja ver la luz mesiánica hacia la que confluyen la Ley y los Profetas. Escuchemos, esta Palabra que el Señor nos ofrece en nuestra segunda etapa cuaresmal. La luz que nos permite no desfallecer en el camino, sino que mantiene viva la esperanza de la gloria.

Y en estos días de Cuaresma, nos planteamos, ¿Cómo es el Amor de Dios? Encontramos una buena respuesta en la carta a los Corintios, el que llamamos “Himno de la Caridad”, vamos a hacerlo nuestro rezando con él.
Presentando al Señor nuestras súplicas para que viviendo como Él lo hizo, podamos ser un reflejo de Su amor en nuestro mundo tantas veces herido, y gris, por nuestro desamor y pecado.













“El amor es paciente”. Concédenos, Señor, ser como Tu, “lentos a la ira”, no exigir a los demás que sean perfectos o solo como nosotros esperamos. Ayúdanos a tener misericordia y compasión. 



“El amor es servicial”. Te pedimos, Señor, nos ayudes a “hacer el bien”, ser serviciales, experimentar nuestra felicidad en dar y servir, en donarnos sin esperar recompensa. 



“El amor no tiene envidia”. Jesús, concédenos, saber mirar a los demás como Tu los miras, que nuestro corazón no se deje llevar por las envidias y celos, sino que se alegre por el bien del hermano. "






“El Amor no hace alarde, no es arrogante”. Señor, te pedimos no vivir desde la arrogancia, sino desde la humildad, reconociendo que lo bueno que tenemos o hacemos nos viene de Ti, y que las flaquezas de los demás, deben ayudarnos a ser mejores de corazón." 




“El amor no obra con dureza”. Ayúdanos a ser amables, Señor, que no obremos con rudeza, sino desde la cortesía, que nuestras palabras y gestos sean agradables, consoladores, reconfortantes, que no nos fijemos tanto en los defectos de los demás como en sus virtudes." 











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