En nuestro camino hacia
Hoy el Señor, nos quiere anunciar que no todo en
nuestro camino va a ser sufrimiento y sacrificio. Hoy nos deja ver la luz
mesiánica hacia la que confluyen la Ley y los Profetas. Escuchemos, esta
Palabra que el Señor nos ofrece en nuestra segunda etapa cuaresmal. La luz que
nos permite no desfallecer en el camino, sino que mantiene viva la esperanza de
la gloria.
Y en estos
días de Cuaresma, nos planteamos, ¿Cómo es el Amor de Dios? Encontramos una
buena respuesta en la carta a los Corintios, el que llamamos “Himno de la
Caridad”, vamos a hacerlo nuestro rezando con él.
Presentando al
Señor nuestras súplicas para que viviendo como Él lo hizo, podamos ser un
reflejo de Su amor en nuestro mundo tantas veces herido, y gris, por nuestro
desamor y pecado.
“El amor es paciente”.
Concédenos, Señor, ser como Tu, “lentos a la ira”, no exigir a los demás que
sean perfectos o solo como nosotros esperamos. Ayúdanos a tener misericordia y
compasión.
“El amor es servicial”.
Te pedimos, Señor, nos ayudes a “hacer el bien”, ser serviciales, experimentar
nuestra felicidad en dar y servir, en donarnos sin esperar recompensa.
“El amor no tiene envidia”. Jesús, concédenos, saber mirar a los demás como Tu los miras, que nuestro corazón no se deje llevar por las envidias y celos, sino que se alegre por el bien del hermano. "
“El Amor no hace alarde, no es arrogante”. Señor, te pedimos no vivir desde la arrogancia, sino desde la humildad, reconociendo que lo bueno que tenemos o hacemos nos viene de Ti, y que las flaquezas de los demás, deben ayudarnos a ser mejores de corazón."
“El amor no obra con dureza”. Ayúdanos a ser amables, Señor, que no obremos con rudeza, sino desde la cortesía, que nuestras palabras y gestos sean agradables, consoladores, reconfortantes, que no nos fijemos tanto en los defectos de los demás como en sus virtudes."
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