Hoy vemos en el Evangelio, como el Señor lleva la historia de nuestra
vida, también la de su Hijo Jesús. Un censo, ordenado por un emperador romano
provoca el cumplimiento de las antiguas Escrituras que llenaban de vida y
sentido al pueblo de Israel.
También vemos en el Evangelio que Jesús no llega a su pueblo en medio
de esplendores, de grandes acontecimientos, sino que solo María y José fueron
realmente conscientes de lo que estaba pasando aquella noche.
A los pastores se les anuncia una Buena Noticia, ellos estaban
vigilantes pero jamás se hubieran esperado algo así.
Lo primero, lo grande y hermoso del Amor de Dios por nosotros su
hijos, sus criaturas, un Amor que no duda en entregar a su propio Hijo para que
sea nuestra salvación. Y no sólo nos lo entrega sino que Jesús se hace uno de
nosotros, viene pequeño, necesitado, frágil… para que no tengamos miedo de
acercarnos, no tengamos miedo de abrirnos a su ternura, a su amor.
También aprendemos cómo nos quiere Jesús, Él no viene en nuestra
fortaleza, en nuestros méritos, sino que donde más se hace presente es en la
debilidad. Podemos aceptar el sufrimiento, la pobreza, podemos ser felices en
medio de situaciones difíciles, porque Jesús se hace uno de nosotros en la
sencillez y el amor.
Colocaremos la Vela de la Luz de Belén: Ya no encenderemos una vela más, como quien espera, sino que colocaremos en nuestro portal la Luz que viene de Belén, la Luz que Jesús mismo nos regala.
Colocamos 1 Figura del portal:
Nuestra figura esta
semana, es, Jesús, Nuestro Niño
Jesús, el más importante del portal, sin el cual nada tendría sentido. El que
nos trae el amor del Padre y nos enseña a amarnos unos a otros.
Colocamos hoy en nuestro árbol La Estrella de Belén:
Esta estrella que guió a
los Magos, esta Estrella que es señal de una estrella mayor para nosotros,
Jesús. Quién nos guía y nos conduce en nuestra vida. Y, hoy al colocar la
Estrella, no vamos a poner nosotros intenciones, sino que vamos a recibir.
Recibimos el regalo de ser “estrellas”.
Recibimos el regalo de ser “estrellas”, reflejo de la luz de Jesús,
también nosotros para los demás.
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