Dice el Evangelio que, José era bueno y justo, y “decidió repudiarla
en secreto”: esto es, buscó el bien de María, no se dejó llevar por su orgullo
herido, sino que dentro del dolor, buscó el mayor bien para María y la criatura
que llevaba en su seno. Es esta una enseñanza fundamental, porque el amor, por
encima del dolor, aunque reciba daño de la persona a la que quiere sabe
perdonar y buscar el bien.
Y
tras esta decisión el Señor interviene y aclara todas las dudas a José. ¿Qué
aprendemos de esta situación? Hay veces que Dios guarda silencio, porque
necesita nuestra fe, nuestra buena voluntad, necesita utilizarla para
acrecentar en nosotros el amor y el sacrificio, y tras este vuelve la luz, una
luz mucho más radiante que la primera.
Por eso, en este IV Domingo vamos a realizar nuestros tres
gestos:
n Encenderemos 1 Vela de la Corona: la 4ª
vela de nuestra corona, y recibimos el mensaje de este día “Hágase”. La
disponibilidad a la voluntad de Dios es la que abre nuestra vida a cosas
grandes, a que Él sea el verdadero protagonista y no seamos obstáculos a su
acción.
n Colocamos 1 Figura del portal:
Nuestra
figura esta semana, ha de ser, cómo no, María,
la Madre, la Virgen. Ella es, la que como dice el Papa Francisco, “sabe
transformar una cueva de animales en la casa de Jesús, con unos pobres pañales
y una montaña de ternura. Ella es la esclava del Padre que se estremece en la
alabanza. Ella es la amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras
vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las
penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren
dolores hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a
nosotros para acompañarnos por la vida. Como una verdadera madre, ella camina
con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor
de Dios”.
n Colocamos nuestras bolas Color
Rojo en el Árbol de Navidad junto al Belén:
En esta
última semana del Adviento y teniendo a María como modelo y ejemplo para
recibir a Jesús. Colocamos nuestras bolas rojas, el rojo suele representar el
amor. Y María nos enseña a poner en nuestra vida “pequeños gestos de Amor”, que
la hacen más cálida, más llena de ternura, de paz, de amistad… Son gestos de amor
cotidiano, silencioso y pequeño, pero que van llenando nuestro corazón y el de
los demás y, a la vez, son el mejor reflejo del amor de Dios y nos van
preparando para los grandes gestos de amor que en ocasiones la vida nos pide.
Decoremos
hoy, nuestro árbol, con pequeños gestos cotidianos que hagan la vida de los
demás más alegre, más sencilla, más cálida:
Sonreír, dar los buenos
días, saludar, servir el agua, sujetar la puerta, compartir, doblar una
servilleta, escuchar, acompañar al enfermo, esperar con paciencia,…
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