Como ya sabéis, en este centro realizamos actividades de
diferente provecho cultural y social, predominando las actividades manuales tanto
por el gran interés de los propios residentes como por los beneficios que
conllevan. Siendo muy positivas para la actividad cognitiva y para el
desarrollo de habilidades y destrezas fundamentales para el día a día de las
personas mayores. En este artículo queremos centrarnos en los beneficios del
taller de costura.
Si nos preguntamos los beneficios de la costura a nivel psicológico,
podemos decir que son muchos. Por un lado, estimula la creatividad con nuevas
ideas y proyectos, además relaja, produce sensación de bienestar, disminuye la ansiedad
y el estrés. A su vez, mejora la
concentración y la memoria así como la atención y el cálculo. Aumenta la
satisfacción personal por el trabajo realizado, pudiéndolo además compartir con
otras personas, cosa que ayuda a mejorar las relaciones sociales.
No podemos olvidar que para realizar la costura necesitamos
tanto las manos, como los ojos y la coordinación entre ambos. Esta sincronización
de ambos sentidos favorece: la motricidad fina, la coordinación óculo-manual y bimanual,
la precisión, sensibilidad y la fuerza
de los dedos.
Según un artículo publicado en la * web Cuidate plus Conchita
García, médico de la
Dirección Asistencial de Sanitas Mayores, afirma
“Con la costura se trabajan aspectos
susceptibles de mejora a nivel cognitivo, como es la memoria. Seguir la
actividad paso a paso es uno de los mejores ejercicios para estimular la
atención y la concentración, que suponen la puerta de acceso a la
memorización”, señala la especialista.
Una observación importante a tener en cuenta para poder
seguir ejecutando este tipo de actividades en la residencia y no verlo como una
mera distracción relacionada solo y exclusivamente con el ocio y tiempo libre.
Cada actividad tiene unos objetivos que van más allá del pasatiempo, porque
como prosigue en el articulo “con la costura se puede trabajar la reminiscencia,
evocar recuerdos del pasado, situaciones, momentos, lugares, personas…Y así
conseguir mantener la identidad propia, ayudando a mejorar la adaptación del
individuo al presente”, destaca García Alonso.
Y seguramente nos preguntaremos si es posible hacer esta
actividad si ya no se recuerda. Pues bien, hay que tener en cuenta que cada
actividad hay que adaptarla a cada residente a cada necesidad creando
posibilidades al respecto de hacer algo en concreto. En ocasiones, cuando ya no
se recuerda o más bien cuando hay faltas de recuerdos, los patrones repetitivos
como en este caso este tipo de actividad, por ejemplo, coser un botón, si la actividad
se adapta con éxito conseguiremos que se realice. O el simple acto de hacer
tejer con lana, recuperar el recuerdo de cómo ejecutar la acción es difícil,
pero si se le ayuda, se le guía y se crea un clima cómodo de trabajo se
consigue hacer, porque al fin y al cabo son actividades que han realizado
durante toda su vida, de hecho hemos conseguido hacer infinidad de mantas y
bufandas que comenzaron a realizarse con un “yo ya no me acuerdo de cómo se
hacía esto”.
* Web cuídate Plus, artículo de Ana Callejo Mora, Octubre 2018.