Las grandes culturas de antaño tuvieron casi siempre el mayor respeto para con la gente de edad. Muchas veces la palabra de los ancianos tenía el mayor peso. Desde luego se acudía siempre a su consejo.
nuestra época ha convertido a las personas mayores en un problema. ¡Extraño caso! Nuestra inefable sociedad clasifica a la gente según su cuota de productividad. Y los viejos están entre los improductivos. A menudo se les considera "amortizados" sin más - como la maquinaria vieja y a la mercancía sin salida-. ¿Qué hacer en este mundo de la producción con ese gastado "material humano"?
Generalmente miramos a los mayores a través del prisma de la problemática: ¿ Dónde alojarlos, como atenderlos, como tenerlos ocupados...? ¿ Cuándo diremos una vez :¡Estupendo teneros aquí!? ¡ Cuánto podría significar las personas mayores para la familia, para los amigos y conocidos, para la vida de cualquier comunidad- a veces, sencillamente, con su callada presencia!.
Nos hacemos a la idea de que la vida consiste sólo en ir cada vez más lejos y aprisa, sin perder un minuto. Las personas mayores pueden sernos muy útiles -saben cómo funciona el mundo. Tienen un valor inapreciable- nos hacen ver lo que vale de veras las cosas. Los ancianos no se hacen ilusiones. Ven más a fondo y penetran más allá de la superficie; se dan cuenta de lo que hay dentro. Son gente sensata, tranquila y con sentido del humor.
Artículo obtenido del libro LAS FLORES DEL BIEN, Phil Bosmans